Mundo impreso en 3D, las ocurrencias sobre la creación del mundo, hoy en día, resultan infinitas, pensar que somos seres imaginados por otro ser. Agregaremos la que nos ha impreso en 3D un divino creador. A quien lo crea pueden sobrarle argumentos porque la impresión 3D está desatada.
Y es que gracias a la impresión 3D, se han podido crear tejidos humanos e incluso crear una casa, en menos de un día. Es tan grande el frenesí constructivo que Dubái ya tiene un centro global 3D y la Zona Franca de Barcelona cuenta con la primera incubadora exclusiva para esta tecnología en España y Europa: 3D Incubador.
La consultoría Beroe asegura un crecimiento global medio del 17% cada año el próximo lustro y considera su curva de maduración una de las más rápidas en la carrera tecnológica. Es un síntoma de inversión masiva, y la inversión masiva suele indicar aplicaciones transversales y listas de ventajas.
Los costos podrían reducirse según la incubadora catalana, pues diseñas por ordenador un objeto sin límite de formas, la impresora lo crea de una pieza, puedes personalizarlo uno a uno o producir tiradas cortas, ahorrándote el dineral de los moldes tradicionales, reduciendo complejos procesos a un par de pasos, ganas independencia del suministro exterior y hasta puedes llevarte la impresora a pie de obra.
Con esto minimizamos el impacto ambiental al consumir menos materiales y energía, sin la necesidad de tanto stock, ni almacén, imprimimos metales en polvo o resinas a la carta y la era 4D ya se asoma con sustancias autorreparables. Y quizá lo más importante, es que hoy: produces desde casa, nutres el tejido empresarial de tu ciudad, tu país y ayudas a reindustrializar un continente demasiado deslocalizado.
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