Carne impresa en 3D, la empresa navarra Cocuus apuesta por la ciencia de datos y la bioimpresión para producir industrialmente carne y pescado.
-Voy a cenar un chuletón.
-¿Cuál prefiere: el impreso en 3D o el de siempre?
-Probaré el impreso.
Quizá falte poco para que escuchemos esta conversación en un restaurante. La carne fabricada en un laboratorio, luego moldeada en una impresora 3D es, de hecho, ya una realidad.
Una de las empresas que trabaja en esta evolución alimentaria es Cocuus, el cual se ha convertido en uno de los nombres propios del cambio, Gracias a su conocimiento previo sobre robótica e impresión láser. Para que Larumbe consiga que esas impresoras 3D fabriquen chuletones y bacon, ha tenido que reorganizar piezas de la maquinaria, procesos productivos y hasta la propia compañía. Pero ha logrado una innovación al alcance de apenas una decena de empresas emergentes en todo el mundo.
El principal objetivo con este reto alimentario, es fabricar fibras musculares en el laboratorio a partir de células madre de vaca con la idea de acabar con la sobre-explotación ganadera, el maltrato animal y la contaminación que producen los animales.
De momento, la materia prima con la que trabajan, proviene de otros dos orígenes. O bien de células animales obtenidas de la carne que se desperdicia sólo porque no puede venderse (no por encontrarse en mal estado, sino por contener algún desperfecto estético o similar); o de células vegetales como las de un guisante, que pueden disociarse.
Los chuletones de Cocuus ya han ganado algún premio, como el obtenido en la Feria “Food4Future”, celebrada en el mes de junio en Bilbao. La empresa no pretende comercializar la carne, sino la tecnología para que otros impriman el producto. Y están en la construcción de una máquina industrial que permitirá fabricar 500 kilos de producto a la hora. Calculan que los chuletones elaborados con la carne que aprovechan de los desperdicios (la que no se vende, pero que es consumible) podrán venderse con un precio estimado entre cinco y ocho euros, y los creados con células vegetales a entre 15 y 20 euros.