El lanzamiento del primer cohete impreso en 3D no logró ser un éxito total, aunque demostró los alcances que puede tener la impresión 3D en las misiones espaciales.
Este cohete se tenía planeado lanzar el 8 de marzo, pero por un problema en la temperatura de oxígeno de la segunda etapa tuvieron que retrasar el lanzamiento. Sus fabricantes e ingenieros, de Relativity Space, volvieron intentar por segunda vez el 11 de marzo. Sin embargo, ocurrió otro problema con la presión del combustible, lo que canceló este segundo intento.
Fue hasta el 22 de marzo que consiguieron el despegue del cohete llamado Terran 1. Salió de la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, Florida. La primera etapa logró tener éxito. Sin embargo, fue en la segunda etapa que a los tres minutos del lanzamiento, la etapa superior no fue capaz de alcanzar la órbita.
El cohete impreso en 3D, financiado con fondos privados, mide 33. 5 metros de altura y tiene 2.2 metros de diámetro. Las piezas 3D equivalen al 85% de su mesa con aleaciones de metal, incluidos nueve motores Aeon 1 y Aeon Vacuum, en la primera y segunda etapa respectivamente.
La intención de la empresa es aumentar ese porcentaje hasta un 95%. La reducción en los costos de las piezas que se utilicen en futuras misiones al espacio es clave. En especial si seguimos con el ritmo que las agencias y empresas privadas están teniendo actualmente. Es el mayor objeto impreso en 3D visto hasta ahora, hecho con las impresoras de metal 3D más grandes del mundo.
Miembros del equipo mencionan que pese a que no se logró por completo el lanzamiento, se logró un paso importante para que el mundo descubra lo que se puede hacer con la impresión 3D y que se puede construir vehículos espaciales estructuralmente viables.
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